Un amigo que deja una gran huella

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Un amigo que deja una gran huella

Un gran amigo, el maestro  Hugo Villegas de Olazával , prestigioso médico salubrista que dejó su vida por ayudar a nuestro país, falleció semanas atrás.  Su huella será  imborrable.  Se reconoce su participación en la erradicación de la Malaria y en desarrollo de los programas de Atención Primaria en la época de los 70’s pero también más recientemente en el modelo de los EBAIS a finales de los 90´s

Ya en el año 98 María Isabel Solís R. Redactora de La Nación  hizo una amplia semblanza del Dr. Villegas donde reconocía  que el paso de Hugo Villegas como representante de la Organización Panamericana de la Salud en nuestro país dejaba un rastro que la historia sanitaria costarricense no  podrá olvidar:

“Sus raíces estuvieron al sur del Perú, en Arequipa, pero Costa Rica vibró  en su alma, en su discurso, en su expresión. El médico Hugo Villegas Olazábal no dejaría esta tierra,  ahora que cesaron sus funciones como representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).”   La huella tica es demasiado fuerte para desaparecer; es casi indeleble.  De sus 32 años como funcionario internacional, Villegas trabajó 19 en el país.

Aquí crecieron Rosa Celia, Hugo y Óscar, sus 3 hijos,  tambien médicos. En este suelo se desarrollaron, vivieron y practicaron la libertad, la democracia, la solidaridad, esos valores que él y su esposa, Zaida, andaban buscando y que no habían encontrado en ninguna nación del continente.

Cuando le llegó el turno de su jubilación, el Dr. Villegas sintió que no podía dejar Costa Rica, la patria de Jorge Debravo, el poeta que admiraba.

“Solo pedimos una cosa: que nos dejen expresar nuestro amor por Costa Rica permitiéndonos quedarnos con ustedes para siempre; queremos ser de esta tierra, vuestra tierra.”

Villegas nos premió con su experiencia: trabajó en 11 países de América y fué galardonado en dos oportunidades como el mejor funcionario de la Organización Panamericana de la Salud, fué sin ambages reconocido como el Padre de la Salud Pública de América.

Tiquicia lo cautivó

El primer contacto con Costa Rica lo sedujo. Tenía al frente todos los escenarios para construir un sistema de salud como el que había soñado en su mocedad.

Empezó a esbozarlo; sus ideas se amalgamaron con las de decenas de costarricenses y cayeron en tierra muy fértil, tanto, que ya en los años 70 Costa Rica daba pasos de gigante: cayó la mortalidad infantil y el patrón de enfermedad se modificó sustancialmente.

Costa Rica tiene mucho  por qué admirar a Villegas. Fue uno de los arquitectos del plan de erradicación de malaria que arrancó en la década de 1960 con el propósito de disminuir la morbilidad (la posibilidad de enfermarse) y mortalidad por ese mal que martirizaba a las poblaciones costeras.

“En aquella época, en casi todas las viviendas había personas con malaria. Recuerda  que los hospitales de Golfito, Ciudad Cortés, Quepos y San Rafael de Puntarenas estaban llenos de pacientes con esa enfermedad”, decía  Villegas.

Junto con un grupo nacional propuso una nueva estrategia de combate contra dicha fiebre palúdica, y en un par de años se produjo una caída del mal.

La experiencia que Villegas había adquirido en la selva peruana la puso marcha en este suelo. Trabajó hombro con hombro a la par de decenas de héroes anónimos costarricenses para luchar contra la malaria.

Cayó ese mal, pero no bajaron las diarreas, las infecciones, las parasitosis… Había que hacer algo más: un programa integral para mejorar la salud de la gente.

Pusieron manos a la obra: empezaron programas sistemáticos de vacunación, se luchó para introducir agua en los domicilios, se ofrecieron los sueros de rehidratación oral para niños… Los índices de salud se transformaron y empezó la revolución sanitaria más grande que ha tenido Costa Rica.

Según Villegas, aquello fue posible porque se mezclaron la mística, la creatividad, el interés político y el heroísmo de cientos de funcionarios que trabajaban de noche, bajo el sol, bajo la lluvia, bajo tormentas, en terrenos fangosos. Se entendió que no era justo que los ticos murieran por enfermedades que eran evitables.

Cuatro años en suelo nacional bastaron para desatar la pasión de Villegas de Olazábal por esta tierra. Sin embargo, por la naturaleza de su puesto, tuvo que marcharse a Guatemala, pero el terruño costarricense lo jaló y entonces retornó al país en 1973.

Partió otra vez en 1979, cuando lo trasladaron a Paraguay, y luego a Honduras. En 1985 lo designaron representante de la OPS en Costa Rica, pero sólo cuatro años después se lo llevaron a Brasil, más tarde a El Salvador, y en 1994 le dieron la gran noticia:  retornaría  a Costa Rica hasta su jubilación.

Desafío a la vista

Villegas mencionaba que en materia de salud, Costa Rica tiene un fuerte desafío: deberá construir su propio modelo porque no puede emular a ningún país.

“Las tareas son vastas. El país debe fraguar un sistema que empiece a pensar en el largo plazo con el propósito no solo de atender lo emergente, sino de construir todo un sistema capaz de enfrentar con ahínco los males no transmisibles.” solía decir

El grato desafío, según él, es iniciar una lucha frontal contra el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión, el sendentarismo, las malas condiciones higiénicas, las dietas inadecuadas, el alcohol, y  los accidentes…

Antes de jubilarse dijo, “me jubilé, pero mis ideas no se jubilaron”.

Pero su legado fue  más allá que su trabajo en contra de la  Malaria, durante su carrera,  el Dr. Villegas impulsó y apoyó los  modelos de Atención Primaria que fueron desde los programas de atención domiciliaria en los 70´s  como el Hospital sin paredes de  San Ramón ( basado en los Programa de Salud Rural y Comunitaria) hasta los SILOS ( Sistemas Locales de Salud ) precursores de los EBAIS. En el año 98 y al filo de su jubilación,  sus ideas  también ayudaron a complementar lo que hoy admiramos de los EBAIS y que han contribuido en la última década a la importante disminución de la Mortalidad Infantil en Costa Rica.

El Dr. Villegas siempre fue un humanista, un hombre de vasto conocimiento pero de carácter humilde, sin duda un arquitecto de la Salud Pública.  

Fue también un gran apasionado de la tecnologia, nos tocó juntos vivir la era antes y después de la Internet en Salud.  Nos apoyó incansablemente en la creación de NET SALUD ( El primer desarrollo web en Salud de las región Americana,  con base en el Ministerio de Salud de Costa Rica)   y en la red del Colegio de Médicos de Costa Rica  MEDINET  También apoyó vigorosamente la tecnificación de la BINASSS ( Biblioteca Nacional  de Salud y Seguridad Social de Costa Rica ) y podría seguir mencionando mucha de su incansable y prolífica obra porque su legado en Salud es enorme,  pero sobre todo,  importante.

Nunca olvidaremos sus enseñanzas y siempre recordaremos al Maestro con un gran cariño.  y como él mismo Dr. Villegas me decía:  Hasta Siempre !

 

One Response

  1. Susana Carvajal U. dice:

    Excelente semblanza del Dr. Villegas, quien tanto aportó a la salud pública de Costa Rica. Un gran profesional y ser humano. Fue un privilegio tenerlo como jefe en la Representación OPS/OMS en C.R. Descanse en paz Dr. Villegas.

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