Deben los robots pagar impuestos ?
Alberto Iglesias Fraga
Una propuesta del Parlamento Europeo recoge que los robots autónomos deberían ser considerados como “personas electrónicas”, pagando impuestos por su trabajo.
Aún es pronto para saber si llegará un futuro en el que robots y seres humanos coincidirán libremente en un mismo espacio, conviviendo e intercambiando tareas y tiempo de forma indistinta. En ese sentido, los efectos de la robótica en la sociedad a largo plazo son difíciles de estimar, al igual que lo será la relación entre hombre y máquina. Sin embargo, parece que la Unión Europea se quiere adelantar a este hipotético escenario, aclarando la condición legal de los robots autónomos.
Sobre ello versa un reciente documento del Parlamento Europeo, liderado por la europarlamentaria luxemburguesa Mady Delvaux (Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas), perteneciente a la Comisión de Asuntos Jurídicos, que ha aprovechado el creciente desarrollo de la industria de la robótica (17% de media anual entre 2010 y 2014, con un 29% de aumento en 2014 respecto al curso anterior). El informe (que se puede consultar en este link) concluye que, dado que estos robots van a asumir gran parte de las funciones de los humanos en la actualidad -desde trabajos en las fábricas, sanidad o transporte-, éstos deberían ser considerados como “personas electrónicas”.
Y como Hacienda somos todos, el Parlamento Europeo se muestra preocupado por las implicaciones que la llegada de los robots podría tener sobre el pago de impuestos y el sostenimiento del Estado del Bienestar, como las pensiones, la sanidad o la educación. Por ello, el documento propone que estas “personas electrónicas” sean consideradas responsables a todos los niveles de sus obligaciones fiscales, con lo que los dueños de estas máquinas estarán obligados a pagar sus respectivas cuotas de la seguridad social… como si de un humano se tratara.
Obviamente, los robots no sólo tendrán obligaciones con el Estado sino que también podrían llegar a experimentar una amplia cartera de derechos específicos, especialmente en lo concerniente a las relaciones interpersonales y los daños que estos dispositivos puedan causar a terceros, ya sean otros robots o humanos de carne y hueso.
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